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La Hospitalidad Diocesana de Sevilla peregrinó a Fátima

Viaje a Fátima

24, 25 y 26 de octubre de 2008

Durante tres días -24, 25 y 26 de este octubre de 2008--, los peregrinos con enfermos de la Hospitalidad Diocesana de Sevilla han vivido de forma intensa y entrañable y con enorme recogimiento unas brillantes jornadas de paz y esperanza en Fátima. Una nueva expedición de esta institución sevillana, creada por el cardenal Amigo Vallejo para las peregrinaciones de enfermos e impedidos y que fueron iniciadas hace ya más de dos décadas por el recordado y querido sacerdote Leonardo Castillo.

El desplazamiento, como en años anteriores, fue organizado por Távora Viajes y Congresos y en la peregrinación formaron más de un centenar de personas, con una amplia presencia de enfermos, técnicos sanitarios, cuidadores y costaleros. Fue otra extraordinaria convivencia otoñal en Cova de Iria, junto a la venerada imagen de la Virgen de Fátima.

El traslado a tierras portuguesas se inició en los terrenos de la Feria en Los Remedios. El viaje comenzó en este punto del camino hacia el lugar de las apariciones de la Virgen a los pastorcitos de Cova de Iría, Lucía, Jacinto y Francisco.

En la gran explanada del Santuario de Fátima se ha construido recientemente, como en Lourdes, una Basílica Subterránea, que fue abierta durante la visita del Papa Benedicto XVI. Junto al moderno edificio se levanta un monumental y moderno Crucifijo de hierro con la efigie de Cristo, que destaca sobre el cielo de Fátima.

Han sido muchas las vivencias. Como en años anteriores --en el primer viaje a Fátima fueron el cardenal Amigo Vallejo y el padre Leonardo Castillo, creador de estas peregrinaciones--, el desplazamiento fue coordinado por Antonio Távora, padre e hijo, con la presencia del actual presidente de la Hospitalidad Diocesana de Sevilla, Antonio Lancha, que es también miembros de Costaleros para un Cristo Vivo. Los responsables de la expedición cuidaron de forma especial de los enfermos e impedidos de la peregrinación, que además contaron con técnicos sanitarios, cuidadores y costaleros, En ese equipo, entre otros, estaban Caty Portillo, Teresa Marina Mercedes y Olivia Luque y el coordinador Ignacio López Charlo.

Muchos de los enfermos eran ya viajeros tradicionales en estas peregrinaciones -Lourdes y Fátima--, como Manuel Figueroa -siempre acompañado de su encantadora madre Carmen Barrados--, Antonio Portillo, Conchita García, Andrés García Márquez, Rocío García Román, Trinidad de Miguel, Francisca Sendra, Raquel Da Silva. Gregorio Jiménez, por poner populares ejemplos de personajes que se agruparon en esta expedición.

Pero entre los peregrinos también hubo un importante grupo que se desplazó hasta Fátima para tener un encuentro con la Virgen y pedir y rezar por la salud de sus familiares y amigos, por la paz y la concordia en el mundo y por la fraternidad y la unión universal. Presencia destacada en este desplazamiento de la Hospitalidad de Sevilla fue la hermana del recordado padre Leonardo, Guadalupe Castillo, acompañada de Pepa --cante y versos sublimes--, que estuvo siempre muy cerca del venerable sacerdote. La figura de Leonardo Castillo estará eternamente en la memoria y en el corazón de todos los que formaron en estas peregrinaciones sevillanas: "Yo si lo sé..."

En este traslado a Fátima, el grupo contó con la presencia del canónigo de la Catedral de Sevilla, Manuel Campillo, párroco de San Andrés y San Martín.

También peregrinaron con este grupo la mujer de Antonio Távora Molina, Mercedes Alcalde; la incansable Mely, que dirigió los rosarios del autocar, y los ilustres macarenos Manuel Ledesma, con su mujer, Esperanza, y Horacio García, acompañado de su esposa, María del Carmen. Todos ellos, con voz y también con voto, muy vinculados a la Coral Polifónica de la Hermandad de la Madrugada. Otro habitual en el desplazamiento fue Juan Vega, con su Calvario a cuestas. Asimismo hay que hacer mención de Esperanza Contreras, peregrina enganchada a estos viajes, y a la inquieta Carmen Morilla Ángel, que durante la estancia en Fátima demostró a todos su enorme memoria histórica - Sevilla y las Cofradías--, y el manejo de las máquinas digitales para retratar al Sentencia y a la Dolorosa del Arco. Todos, todos, porque el grupo era entrañable y numeroso, formando una gran familia.

PRIMEROS ACTOS

Largo caminar desde Sevilla hasta Fátima por la autopista del Algarve portugués, dejando Faro y Évora a la derecha para llegar hasta nuestra meta. Algo más de siete horas de autocar, pero que se hicieron cortas por las intervenciones de Antonio Távora Alcalde y del sacerdote Manuel Campillo. El primero, para ilustrarnos del programa de actividades, y el segundo, para hacernos reflexionar sobre el encuentro que se iba a tener con la Madre gloriosa del Redentor.

En la primera jornada en Fátima, los peregrinos sevillanos ya se aproximaron hasta la explanada del Santuario, para tomar parte del Rosario y la Procesión de las Velas.

La segunda jornada en Fátima fue enormemente intensa. El canónigo Campillo dirigió en la Capilla del Hotel Verbo Divino, lugar de concentración del grupo de enfermos y costaleros de la Hospitalidad, un encuentro de oración de todos los peregrinos. El sacerdote sevillano realizó una exaltación a la memoria del padre Leonardo Castillo, recordando que fue el creador de estos viajes de enfermos e impedidos de la Diócesis sevillana. A continuación, el grupo se desplazó hasta la Capelinha para entonar una Salve dedicada a la Virgen de Fátima.

MISA PARA LA HOSPITALIDAD DE SEVILLA

En este segundo día en Fátima se celebró en la Capelinha la solemne misa dedicada a las peregrinaciones españolas. Ocuparon lugares preferentes junto al altar donde se venera la Virgen, en el lugar de la apariciones, los enfermos de la Hospitalidad sevillana. El canónigo Manuel Campillo concelebró con otros sacerdotes. Curiosamente, en este acto religioso se encontraban también peregrinos de Encinasola. Escribo lo de "curioso" porque hace unas semanas tuvo lugar un encuentro de los soleanos de la Hermandad sevillana en Rocamador, en Francia, y en el citado pueblo onubense, en la iglesia de San Andrés, también se venera, como en la parroquia de San Lorenzo, una imagen de la Virgen de Rocamador.

Allí, en Fátima, con una numerosa representación española, se congregaron cientos de gentes de los pueblos de nuestra tierra y de otros países. Todos juntos a la imagen de la Virgen, con rezos, flores, velas, emociones, llantos y promesas.

NOCHE DE VELAS ALTAS

Si en el año 1917 tuvo lugar la primera aparición de la Virgen en Cova de Iria, fue en 1925 cuando se celebró la primera Procesión de las Velas. Este acto de homenaje a la Virgen, sobre todo los sábados por las noches y tras el Rosario en la Capelinha, es espectacularmente multitudinario.

La imagen peregrina de Fátima -que estuvo hace más de cincuenta años en Sevilla --, fue paseada en procesión por toda la extensa explanada del Santuario. En este solemne acto público en honor de la Virgen se registró una altísima participación de peregrinos. En esta ocasión, la que vivimos en Fátima en esta jornada de octubre de 2008, más de treinta mil personas de todo el mundo iluminaron el tránsito de la Virgen por este santo lugar. Treinta mil velas encendidas, formando un inmenso tapiz de luces sobre el acogedor recinto. Treinta mil voces adorando con amor y devoción a María en Fátima. Y la Virgen, haciendo su diario paseo triunfal entre la fervorosos peregrinos allí congregada, Una delicia para los ojos y el corazón. Toda una explosión de júbilo mariano.

PAÑUELOS BLANCOS

Muchas vivencias, muchos encuentros, muchas tertulias... Hay tiempo para todo. Para vivir tantas buenas sensaciones y para charlar con una copa de vino de Oporto y un pincho de bacalao frito. También está en el programa la compra de artículos religiosos -las medallas, las estampas, los libros, las velas, los tarritos con agua de la fuente de Cova de Iria...--, para recordar este tiempo en Fátima y para llevarle un presente a un familiar o a un amigo. Todo bendecido por el padre Manuel Campillo.

La tercera jornada de esta Peregrinación 2008 a Fátima finalizó con la Misa Internacional, que se celebra en el altar situado delante de la fachada principal del Santuario. Los enfermos e impedidos de la Hospitalidad Diocesana de Sevilla ocuparon un lugar reservado en las primeras columnatas del templo. La imagen de la Virgen Peregrina fue trasladada desde la Capelinha hasta el altar de la concelebración, formando parte de la procesión todos los estandartes, banderas y símbolos de las asociaciones y entidades que habían peregrinado a Fátima en estas fechas. El sacerdote Manuel Campillo concelebró en esta solemne misa, con una enorme afluencia de peregrinos, que finalizó con el tradicional Adiós, cuando la Virgen regresa del gran altar exterior del Santuario a la Capelinha. Miles de pañuelos blancos, como un revuelo de palomas, fueron ondeados por los emocionados devotos de la Virgen de Fátima llegados de todos los países del mundo.

Y con ese espectacular adiós, en luminoso, brillante y caluroso día de sol, acabó también nuestra estancia en Fátima. Un año más hubo agradables e intensas convivencias y sensaciones. La Hospitalidad Diocesana de Sevilla cumplió con los deseos del padre Leonardo Castillo, cuya figura se recordará siempre entre los buenos peregrinos de esta tierra. Si hace algunos meses, en tiempo de verano fue Lourdes, ahora, en este lucido otoño, fue Fátima, siempre tan acogedora y fraternal para todos los peregrinos de Sevilla.

FERNANDO GELÁN

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